El cantante Justin Bieber ha pasado de abrazar el celibato durante más de un año a hablar de su vida sexual sin tapujos tanto en su nuevo disco como en sus apariciones públicas.
Los afortunados que asistieron al íntimo recital que ofreció esta semana en el Indigo at The O2 en Londres, al que siguió un encuentro con sus fans, se quedaron de piedra cuando el joven entró a dar detalles de su día a día con su flamante esposa Hailey y, más en concreto, acerca de cómo les gusta pasar sus ratos libres. Ahí va una pista: implica la menor cantidad de ropa posible.
«Cuando estoy con mi mujer nos gusta… ya os podéis imaginar lo que nos gusta hacer, y las cosas se salen de control», reconoció. «Es básicamente lo único que hacemos. También nos gusta ver películas», añadió utilizando la expresión inglesa ‘Netflix and chill’, un eufemismo que se traduce al español como ‘Netflix y relajarse’ y se utiliza para dar a entender que se planea mantener relaciones sexuales. «La parte que más nos gusta es la de relajarnos, sin duda».
Antes de reencontrarse con su actual esposa y retomar su romance de la adolescencia, el intérprete se había diagnosticado «un problema muy real con el sexo», que había pasado a convertirse en una fuente de problemas que ya no le proporcionaba ningún placer. En consecuencia, renunció por completo a ello para sentirse más cerca de Dios, hasta que se reconcilió con Hailey. Uno de los motivos que llevó a la pareja a casarse en una boda civil que tuvo lugar septiembre de 2018, dos meses después de que se comprometieran, fue precisamente el deseo de Justin de renunciar a ese autoimpuesto voto de castidad.